HAS DESEMBARCADO

El aire en la cueva es denso, cargado con el eco de siglos. El camino serpenteante finalmente
cede, y emerges a una vasta cámara interior. Las paredes, inicialmente de granito macizo, se
elevan con una grandeza imponente, hasta que a unos diez metros de altura la piedra se disuelve
en un mar de cristales de cuarzo. Estos prismas translúcidos, gruesos como troncos de árbol,
capturan y filtran la luz de la luna que se cuela desde la cima, inundando el espacio con un
brillo etéreo que se multiplica en cada faceta, haciendo que la cámara entera fulgure con una
calidez plateada. Es un ambiente casi sagrado, un santuario forjado por la naturaleza y pulido
por el tiempo.
Depositas el mapa sobre una inmensa estela de granito labrado, cuyo peso
parece contener el tiempo mismo. Glifos y símbolos tallados en su superficie cuentan historias
de una era olvidada, grabados por manos que conocieron los secretos de la isla. Con la luz
pálida de la luna, te inclinas para observar el mapa que ha pasado por generaciones en tu
familia. Kartago se revela ante ti, no solo como una tierra, sino como un universo en sí misma.
Sus cuatro regiones principales se despliegan, cada una una promesa de mundos que solo vivían en
los relatos de tu bisabuelo.
Recuerdas su voz ronca contándote que la isla no es solo un
lugar, sino una llave que abre el camino a universos paralelos y realidades jamás imaginadas.
Miras las cuatro aberturas en las paredes de la cueva, oscuras y silenciosas, cada una marcada
con los mismos símbolos que adornan tu viejo mapa. ¿Te atreverás a adentrarte en el frío
inmaculado de los hielos, a buscar el conocimiento en la verdosa y enmarañada belleza de los
bosques, a desenterrar los secretos que la arena de las dunas de arena oculta, o a enfrentar las
verdades primigenias en el ardiente corazón de los fuegos?
La luna te ilumina, y el
tiempo se detiene. Tu corazón late al ritmo de la aventura. Tienes el mapa en tus manos, y la
historia de tus antepasados te ha traído hasta aquí. Ahora, el único camino a seguir es el que
tú elijas. ¿Qué sendero tomarás, viajero?